Cama con baldaquino

Todos somos conscientes de la importancia de la cama y sus complementos en nuestro dormitorio, además de los accesorios de uso más frecuente, para los más románticos cabe la posibilidad de instalar un baldaquino, en la cama matrimonial o adquirir una que lo traiga incluido.

El baldaquino es un elemento de decoración eminentemente romántico, clásico y colonial, combina bien con casas de estilo rústico, y es especialmente adecuado como complemento a un cabecero de forja, como vemos en la foto, en una composición de la empresa de forja y decoración Beltrán.  La sensación que genera, es la de una cama de cuento y ensueño, aporta serenidad, equilibrio y elegancia al conjunto de la habitación, dentro del estilo de decoración en el que se encuadra.

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La tela que conforma el dosel, suele ser blanca o de un color muy claro, sin dibujos y muy fina, permitiendo el paso de la luz, debemos pensar que por su tamaño y ubicación, el baldaquino cobra gran protagonismo en el conjunto del dormitorio y no debemos incrementarlo con colores fuertes o grandes estampados, puesto que perdería su elegancia.

Los primeros baldaquinos se instalaron en el antiguo Egipto, el objetivo era encerrar la cama en un habitáculo menor que el conjunto de la estancia, para que el calor corporal fuese capaz de calentarlo con facilidad, y así no pasar frio durante las horas de descanso. Fue en el siglo XV cuando el dosel se convirtió en un elemento ornamental y lujoso, y desde entonces ha ido evolucionando hasta las formas ligeras de los doseles de nuestros días.

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