Como vimos en un artículo anterior, el interiorismo escandinavo se basa en la inspiración en los paisajes naturales de Suecia, Noruega y Dinamarca, así como en los materiales que encontramos dentro de sus recursos naturales.
Con estos mismos materiales, el mobiliario del estilo escandinavo suele presentar una combinación de formas rectilíneas así como ligeras curvas para evitar la rigidez en el aspecto. Las patas del mobiliario suelen ser finas y gran ejemplo de ello son los típicos sofás con aspecto de banco, muy frecuentes en este estilo. El uso de maderas de colores claros como el pino blanco o el fresno, es también algo característico.
En cuanto a la arquitectura, los detalles como los ventanales, los techos altos, y los suelos en parquet tienen su inspiración en este estilo. El parquet siempre en tonos claros, como el arce.
Los elementos decorativos y ornamentales son siempre sencillos. Espejos (para reflejar la luz), girnaldas de flores y plantas, alfombras de tramas pequeñas o florales, etc. Dinamarca y Suecia son conocidas por su artesanía en vidrio y plata, y los elementos decorativos para las mesas o mesillas, aún en estos materiales, siguen siendo sencillos.
